26 mar 2009

Tres momentos felices en mi vida

La veo sentada allí, en su butaca, cabizbaja, tal vez dormitando, callada, como una muñeca que han colocado en una estanteria.
Intuye mi presencia y levanta su cara intentando descifrar aquel bulto con su mirada ya opaca. Me huele, me presiente y entonces sonríe, con una sonrisa amplia, a veces sonora. Se yergue en su asiento, crece, rejuvenece y alegre me recibe. Se le borran los ratos de aburrimiento, esos en los que deja pasar el tiempo, sin la recompensa que da la compañía de los recuerdos, asiéndose a lo inmediato, al escaso pasado que su mente ha escogido como compañera para esos ratos de hastío.

Yo feliz ante esa mirada, ante esa sonrisa y esa mano que llena de cariño busca la mía sintiéndose segura y acogida. Generosa, complacida y agradecida, esa madre que siempre ha estado ahí, sigue siendo una alegría en mi vida.
Intento saborear esos momentos, sabiendo que ese legado lo recordaré el resto de mi vida, con el corazón encogido, pero con bonita lección aprendida.

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Corre, brinca, salta con la rapidez de la lagartija, con la potencia de un todo terreno. Es bonito verlo disfrutar de esos ratos en los que se siente libre, campo a través, oliendo, guarrenado todo lo que huela a animal de cuatro patas. Viene contento, se pone a dos patas, te hace fiestas agradecido, haciéndote participar de su aventura.
Cuando encuentra compañero de juegos es diferente, entonces es lo mismo pero elevado al cubo, eso sí, pasando de mí totalmente. Entonces te das cuenta de que esos son sus compañeros de verdad, corretean, se muerden, se ladran, se enredan,…. no paran.
Me encanta verlo feliz de esa forma tan divertida y animal.

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Un niño precioso, bueno, tierno,…. tan cariñoso!!!
Mi niño, allí metido en aquel autochoque, imaginándose mayor, poderoso, tal vez un gran piloto. Con sonrisa pícara, buscándonos con la mirada, riendo muy gracioso.
Una pista llena de niños en sus cachivaches pequeños, él, el centro de nuestras miradas, encantados, orgullosos y sonrientes.
Habilidoso, sin ser temeroso, conducía como un hombrecito, ya se veía se intuía el hombre que iba a ser: bueno, inteligente y generoso.

24-3-2009

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