23 mar 2009

Fiesta figuras poéticas (relato)

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(Perdonar si alguna de estas figuras no están aplicadas del todo bien, lo escribí y me divertí)

Oxímoron organizó una fiesta, en un lujoso bloc de papel, con motivo de la Semana de la Poesía en Barcelona. Invitó a todas las figuras que componen el arte de la poesía o de las sublimes expresiones que salen de ese sentimiento universal provocado por la sensibilidad y belleza de las emociones.

Invitados estaban todos: la Sinalefa, la Elisión, el Diptongo, el Triptongo, los Hiatos, la Aliteración, la Metáfora, la Metonimia, el Hipérbaton, el Pleonasmo, la Anáfora, el Eufemismo, la Elipse,… y muchos más, pero no
confiaba que vinieran todos ya que tal vez debían asistir a otras páginas en días tan festejados.

Oxímoron haciendo de buen anfitrión, elegantemente desvestido y tan directo como contradictorio fue recibiendo uno por uno a todos sus cómplices literarios.

Ahí llegaba la soñadora Metáfora, con sus trenzas de oro, engalanada con sus melodías acarameladas y las sedas más delicadas, sabiéndose la expresión más dulce y deseada, la más anhelada.
Sujetaba delicadamente el brazo de su amado, el poderoso Hiato, influyente y altivo. Paseaban firmes. Sin esos penosos puentes que necesita su colega el diptongo, siempre ranqueante y a expensas de alguna vocal suave donde apoyarse. Llegaba tristón porque le habían confirmado la asistencia del frívolo Triptongo, el cual no respetaba los posibles noviazgos de los Diptongos. Se sabía de su pasión por montar tríos.
La Metonimia, correteaba como un Meteosat por el jardín, al acecho de alguna Sinalefa suelta, para ligársela y fundirse con la facilidad a la que se brindaba la dama en cuestión.

La Aliteración alimentaba con menta su mente. La frescura de la fruta le calmaba y curaba la fisura de sus frases que le inspiraba el Hipérbaton, viéndolo llegar tan ostentoso y reiterativo. Goloso comensal y temido galán.

Pleonasmo, miraba insistentemente con sus ojos de mirón incansable a la Anáfora, a la cual se la notaba ansiosa, se la notaba airosa, se la notaba animosa.

Esperaba que diera algún fruto este revoltijo de figuras. De esos encuentros festivos siempre salía algún engendro nuevo, cosa que vitorearían los que estaban en las afueras del recinto, junto a la espiral del bloc.

Lucían enormes Posit en los que, con letras mayúsculas (gritos), reivindicaban conceptos nuevos y frescos. Figuras que casasen con las modernidades tecnológicas, con los poéticos anagramas usados vía “sms”, con la ilustración virtual de las palabras y sobretodo pedían más espacios en la red que estuviesen bien amueblados, ya que con el tiempo, estarían al mismo nivel que esas valoradas y costosas encuadernaciones de los libros que vivían en las solemnes y silenciosas bibliotecas.

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