21 nov 2010

Un poco de tinta para hablar de mi

Para mí es una tarea difícil esta de describirme por dentro y por fuera. Al ponerme a hacerlo me doy cuenta que suelo vivir sin tener demasiado presente ni lo uno ni lo otro. Me sirve eso de: “ soy, luego existo”; bueno miento, tal vez a la vejez viruela me estoy mirando más por fuera que cuando era joven, eso es por que siempre he sido bastante despreocupada en lo que al físico se refiere, cosa que a estas alturas eso juega a mi favor, ya que no me agobia en absoluto la piel de uva pasa que tengo desde hace muchos años ni las canas presentes en mi cabeza desde la juventud.



Creo que tengo un carácter alegre, positivo Estoy segura que se debe a la influencia de algún gen materno, cosa de lo que estoy muy orgullosa, ya que me resulta imprescindible para sentirme segura y optimista para ir digiriendo los días que se me presentan indigeribles.



Que soy una persona inquieta no se le pasa a nadie por alto. Inquieta por curiosa, por estar y sentir la vida. Me considero muy charlatana a la vez que buena oyente. Me resulta muy importante que la gente a mi alrededor sienta lo importantes que son para mí y la manifestación clara de eso es que los escucho, no sólo los oigo.

Negativo hay mucho, claro que lo hay, es el dichoso yin yan que se da en todo y todos. Puedo ser bastante quisquillosa con algunos temas. Soy muy impaciente. Para mí casi todo tiene que ser dicho y hecho ya, eso sí, si me equivoco creo que lo asumo e intento buscar la solución a la misma velocidad. Soy intolerante con los intolerantes , con las mentes manipuladoras, con las sonrisas falsas, con los credos todo poderosos.

Tengo poca paciencia con la repetición de las situaciones, de las dudas o los ñiquis-ñiquis cotidianos. A veces impertinente y sabihonda, aunque cuando me doy cuenta intento arreglarlo con un baño de humildad, pero casi siempre ya es tarde cuando quiero enmendar ese pecado y entonces me picotean los remordimientos y sudo y me angustio y me entra una inseguridad que no cuadra nada con la imagen que proyecto.

Me cuesta mucho recordar el haberme aburrido, siempre encuentro algo que me llena el tiempo y el espacio con sumo gustito, la mayoría de las veces es con algo creativo ya sea con pinceles, lápices, ordenador, libros o cacharrería variada. Es raro que me sienta sola aunque esté a mil kilómetros de mis seres queridos. No suelo añorar mi casa, ni mi cama, siento que en todos los sitios tengo mi espacio y los vivo como míos, es como si fuese dejando raicillas por aquí por allá y que el conjunto de todas ellas fuese eso que te hace sentir a donde perteneces, ¿Será que me siento un poco de todos los sitios?



Y para terminar diré que mi eje, mi seguridad y mi fe es la intuición, la que unas veces sale de la mente, otras de corazón y otras de la piel y que en cualquiera de los casos es de lo que más me fío.



Se queda mucho en el tintero porque somos litros y litros de tinta en continuo movimiento por lo que resulta muy difícil definir quien hemos sido, quien somos y quien seremos. Unos días nos veremos transparentes y fáciles, otros opacos y enredados. Creo que el ser humano es así: Depende del cristal y el ánimo con el que se mira.

 14 de noviembre de 2010

3 nov 2010

¡Qué pena da!


No comprende nada,
se pierde.
No ve lo que mira,
no entiende lo que oye,
se confunde con lo que siente.

Todo es burlesco,
le invaden sombras
con sonidos grotescos,
ve la danza de espectros
como en un sueño cruel.

Unos días baja,
se hunde en el pozo.
Otros mira hacía arriba
y algo de luz vislumbra.
Se alegra de verla,
pero al poco
se desespera con ella
porque le trae cordura,
nota quien es,
a donde va y cómo.

Entonces llora,
lágrimas de angustia,
que le generan tristeza,
impotencia y desesperación.

Sentada en su silla,
sin más compañía
que su dolor,
me doblega,
se lleva mi corazón.